TAN INSOSPECHADO ORIGEN

Francisco Hidalgo Aznar

Uno se lleva grandes chascos a la hora de hacer averiguaciones etimológicas buscándole el pedigrí a una palabra. Uno se siente lleno de satisfacción cuando le encuentra a una palabra una historia anterior que parezca no sólo verosímil sino también acertada. Cuando así sucede uno siente un orgullo placentero al verse dotado de ingenio y capacidad de deducción. Pero en no pocas ocasiones lo que uno creía incontestable se nos puede tornar en erróneo en poco tiempo. En este sentido, las palabras son como malos amigos pues nos engañan continuamente. Hay que llevarlo siempre presente.

Recuerdo una entrevista en televisión al desaparecido Torrente Ballester. El entrevistador le propuso como ejercicio hacer una demostración de su capacidad de averiguación etimológica; nombraría varias palabras y el escritor tendría que decir lo que se le ocurriera sobre su origen. Torrente le previno de la dificultad que encerraba semejante ejercicio, de lo engañosas que resultan las palabras. Aun así aceptó el juego. Recuerdo que una de las palabras que el entrevistador le sacó a colación fue currar. Torrente quedó unos instantes pensativos, se acarició la barbilla, chasqueó la lengua, se ajustó sus gafas de cegato y al final dio su particular versión de la génesis de tan castiza expresión: currar es palabra andaluza, en Andalucía a los Pacos se les llama Curros, Curro es un nombre muy extendido, de forma que decir un Curro es como decir un cualquiera del pueblo llano, los del pueblo llano lo que hacen es trabajar, es su cruz y su destino, luego lo que hace Currito es trabajar, currar es por tanto sinónimo de trabajar. Me quedé maravillado del ingenio y de la capacidad de deducción del maestro. Con el tiempo descubrí que aquello que parecía un silogismo incontestable era sólo un brillante sofisma. Pues tiempo después, al leer cierto libro sobre los gitanos andaluces, me enteré de que currar o currelar es voz gitana que significa trabajar con ahínco y que se formó por fusión de la palabra currandó (martillo) derivada de la raíz sánscrita KUR y de la palabra querelar (hacer algo con continuidad) derivada a su vez de la raíz sánscrita KER (hacer) y el sufijo ELAR, que es un típico aumentativo gitano (la fusión de tales palabras se debe a la importancia de la fragua en las labores de los gitanos andaluces) En aquella ocasión Torrente había fracaso pues como etimólogo, aunque eso sí había dado toda una lección de ingenio imaginativo, como era de esperar de tan brillante novelista.

Todo esto viene a cuento del libro de Ramón Gómez de la Serna "Interpretación del Tango", que se reseña en el número de otoño de 2001 del BOLETÍN RAMÓN.

Al leer el Boletín me enteré de la existencia de tal libro y como aficionado que soy a los temas folclóricos hice por conseguirlo. Un libro, como cabe esperar por su autor, ocurrente, ameno y breve. Pero erróneo al tratar de explicar el origen de la palabra tango. Como hace tiempo que yo también caí en el mismo error del que casualmente salí poco después, voy a tratar, con todos los respetos, de enmendarle la plana al maestro de maestros, a Ramón, nada menos que a Ramón.

Es ya muy antigua la polémica sobre si el tango americano (tango argentino) deriva del tango andaluz (tango flamenco y tanguillos gaditanos), o si a la inversa es el tango andaluz el descendiente del americano, pues sabida es la influencia recíproca de las dos orillas del Atlántico en el folclore, la africana y europea por un lado (especialmente la andaluza) y la americana por otro (especialmente la antillana)Y tanto es así que una serie de cantes flamencos se llaman cantes de ida y vuelta, siendo el caso más paradigmático el de las guajiras, inicialmente tonadas canarias, desarrolladas después en Cuba (el punto guajiro) y devueltas más tarde a Andalucía como guajiras flamencas.

En realidad, donde parece que están de acuerdo todos los estudiosos es que el tango es un ritmo que está presente tanto en los tangos andaluces (hacer palmas de tango) como en las contradanzas antillanas (cuyo origen hay que buscarlo en los bailes dieciochescos franceses y cuyo más claro descendiente es el chachachá), un ritmo (corchea, semicorchea y dos corcheas) que se extendió por toda América. Así, contienen este ritmo la habanera, la bamba mejicana, el merengue haitiano y dominicano, la música brasileña y la milonga argentina que dio origen al tango argentino.

Pero en la popularización de este ritmo mucho tuvieron que ver los negros llevados como esclavos desde la costa africana. El antropólogo cubano Fernando Ortiz señala que a medida que en los siglos XVI y XVII iban llegando a Cuba mayor cantidad de negros, mayor era la influencia de las cofradías de negros que venían de Sevilla. Los negros se organizan en Cuba en cabildos o cofradías, donde se agrupan los de cada nación de origen (el arará dajomé, el arará magino, el lucumí, el carabalí, el congo real, el congo mumbala, etc) Dicho de otro modo, cada cabildo representa a una lengua originaria distinta. Los cabildos eran fundamentalmente organizaciones benéficas, de socorro mutuo, con edificios en propiedad, y también organizaciones de carácter social. El día de Reyes era el día permitido del carnaval negro, donde todos los negros (libres o esclavos) podían salir desfilando y bailando por las calles de La Habana para pedir el aguinaldo. A cada grupo de comparsa (que suele representar a un cabildo) se le llama tango, pues las palabras cabildo y tango se emplean indistintamente. Esta festividad como carnaval negro el día de Reyes se extendió también a otras ciudades americanas como Bahía o Lima. Es fácil suponer que a aquel ritmo que bailaban aquellas comparsas o tangos, y que tendría mezcla de sones españoles, franceses y sobre todo africanos, se le llamase tango. El tango era pues lo que bailaban los tangos (en cierto sentido, los tanguillos gaditanos es en buena parte la música de las comparsas carnavalescas gaditanas, ciudad donde la población africana llegó a suponer el 12 % de la población total en el siglo XVIII) ¿Y de dónde procede esa curiosa palabra de tango?… Es de suponer que sea una palabra de origen africano, pues suena africano (tanga, tango, tongo congo, bongo, sóngoro cosongo) Así lo supuse yo cuando leí a Fernando Ortiz y así parece suponerlo también Ramón en el libro que comentamos.

Ramón en su libro "Interpretación del Tango" nos remite al estudio de Arthur Ramos titulado "Las culturas negras en el Nuevo Mundo", donde el autor estudia la población negra de Río de la Plata y Montevideo para señalar que el candombe era la institución más importante en la organización de la población negra, a semejanza de los cabildos y reinados cubanos o de los reinados o maracatús brasileños y para decir textualmente que el vocablo tango es de origen negro. Y añade "en los candombes, los negros llamaban a la puerta de la orquesta toca-tango (tocar tambor)". ¿Quiere decir con esto Ramos, y por añadidura Ramón, que tango significa tambor en algún idioma africano o era una simple suposición?

Tiempo después de que leyera a Ortiz me interesé por el noble sevillano renacentista D. Fadrique Enríquez de Ribera, marqués de Tarifa, que fue quien encargó levantar la mansión sevillana de los Ribera (ascendientes de los duques de Medinaceli) y que hoy se conoce como Casa Pilatos. Don Fadrique nace en el año 1476, de joven participa en la campaña de Granada, es armado caballero de manos del propio príncipe Juan, hereda en 1505 una de las mayores fortunas de su tiempo, en 1505 el rey Fernando lo nombra Alcalde Mayor de Sevilla y en 1511 la reina Juana, Adelantado Mayor de Andalucía. Pero todos estos honores habrían quedado en el olvido si en 1518 no se le hubiera ocurrido hacer una peregrinación a Jerusalén en plan gran señor del Renacimiento, visitando varias ciudades italianas y mediterráneas. A la vuelta contó sus experiencias en el manuscrito titulado Viaje a Jerusalén e, impresionado por la Italia renacentista, proyectó la mansión sevillana que levantaba con un estilo mezcla de mudéjar y renacimiento. Pues bien, uno de los capítulos más interesantes del Viaje a Jerusalén es el que describe la isla de Rodas, entonces sede de la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan (hoy más conocida como orden de Malta) antes de que la isla cayese en manos de los turcos. Don Fadrique detalla la organización de la orden en tres estados: los caballeros, los clérigos y los sirvientes. Los caballeros a su vez se agrupaban en lenguas o naciones, según el origen de cada uno. En 1447, al crearse esta organización se fundaron siete lenguas que se transformaron en ocho en 1462 al subdividirse la española en dos (la castellana y la aragonesa) Estas lenguas tenían sus propios albergues todos ellos construidos a lo largo de la que actualmente se llama calle de los Caballeros.

Fue cuando leí el libro del popular y actual escritor de viajes Javier Reverte "El corazón de Ulises" cuando mis neuronas conectaron las lecturas del antropólogo cubano Fernando Ortiz con el manuscrito renacentista del marqués de Tarifa, pues en su capítulo sobre Rodas Reverte vuelve a señalar la organización de la orden por nacionalidades de origen, pero precisando que se llamaban no lenguas sino tongues, así, en inglés, palabra que parece que es de origen sajón o germánico

Es fácil pues adivinar la conclusión: desde al menos el siglo XV las organizaciones por naciones se llamaron tongues . Al aplicar este término a las naciones africanas de esclavos evolucionó (quizá por los mismos negros) a tangos. Eran tangos los edificios donde se reunían, eran tangos las comparsas carnavalescas, eran tangos los locales de baile y eran tangos los ritmos que bailaban y, al final, fue Tango la canción y la melodía.

Si a alguno no le gusta la explicación, que me busque otra. Se lo agradecería.

BIBLIOGRAFÍA:

- Carpentier, Alejo. "La música en Cuba". Editorial Luz-Hilo. La Habana 1961

- García Martín, Pedro. "La Cruzada Pacífica. La peregrinación a Jerusalén de don Fadrique Enríquez de Ribera". Ediciones El Serbal. Barcelona, 1997

- Gómez de la Serna, Ramón. "La interpretación del tango". Ediciones de la Tierra. Madrid 2001

- Hidalgo Aznar, Francisco. "Viaje por las veletas de Sevilla". Fundación El Monte. Sevilla 1999

- Ortiz, Fernando. "Los cabildos y la fiesta afrocubana del día de Reyes". Editorial de las Ciencias Sociales. La Habana 1992

- Pérez de Guzmán, Torcuato. "Los gitanos herreros de Sevilla" Ayuntamiento de Sevilla. 1982

- Reverte, Javier. "El corazón de Ulises". Editorial Aguilar. Madrid 1999

- Rodríguez, Olavo. "De lo afrocubano a la salsa". Ediciones Artex. La Habana. 1994

- Évora, Toni. "Los orígenes de la música cubana". Alianza Editorial. Madrid. 1997.