Ramón en Buenos Aires: la primera visita (virtual)

Carlos García,  carlos.garcia-hamburg@t-online.de

Hamburgo, mayo 2001

Hacia octubre de 1924, Ramón informó mediante carta a Jorge Luis Borges (reproducida en Proa 5, Buenos Aires, diciembre de 1924, 63-64) que planeaba visitar Buenos Aires en compañía de Ortega y Gasset y dar allí unas conferencias. La misiva, de la cual transcribo sólo un párrafo, fue precedida por una breve introducción sin firma, que presumo de Borges (acerca de los entretelones allí aludidos, cf. mi artículo "Ramón y Borges: Novedades", en este mismo número):

Una carta de Ramón Gómez de la Serna

El mayor de los 3 Ramones ha enviado a nuestra Redacción esta carta, doblemente importante por lo atañedero al escrito de Mariani que nos sucedió en el tercer número y por el viaje que promete:

 [Membrete: Sagrada Cripta de Pombo] Actualmente en: “El Ventanal", Estoril (Portugal)

 Mi querido Borges:

[...] quiero anunciarle que voy a ir con José Ortega y Gasset, en julio dispuesto a dar unas animadas conferencias en Buenos Aires. Creo que puedo ser optimista al calcular los grandes grupos de juventud y con ese optimismo y mi palabra cuento para esa ida a Buenos Aires. Abrazaré así a muchos amigos desconocidos y propalaré desde el escenario y la tribuna nuestra nueva oratoria y nuestras nuevas concepciones y paradojas.

La visita anunciada se va a cumplir y tendré el gusto de abrazarlo en su casa.

Le abraza su camarada

Ramón

El anuncio suscitó una serie de planes de recibimiento. Entre ellos, quizás el más ramoniano fue el que planeara el poeta peruano Alberto Hidalgo, residente en Buenos Aires desde 1920, quien había pasado por la tertulia de "Pombo" y mantuvo con Ramón, a lo largo de decenios, una sobresaltada y contradictoria amistad.

Una entrevista mantenida con él por el diario Crítica ("El estado mayor de la literatura de vanguardia": N° 4557, sábado 13 de junio de 1925, p. 22; cf. Patricia Artundo: "Lo espectacular y lo nuevo: Los martinfierristas y un banquete en movimiento". Primeras Jornadas Internacionales de Literatura Argentina / Comparatista, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de Letras, 1996) explica de qué se trata:

El banquete en movimiento

Como Ramón Gómez de la Serna anuncia su próxima llegada, Alberto Hidalgo concibió la idea de ofrecerle un banquete en movimiento.

¿Qué es un banquete en movimiento? Un espectáculo originalísimo, que asombrará a Buenos Aires a la llegada de Ramón.

Varios ómnibus y automóviles particulares serán convertidos en comedores. Ramón, al desembarcar, se ubicará en uno de los vehículos y dará comienzo entonces el excéntrico banquete recorriendo las principales arterias de la ciudad. Los discursos y los versos en homenaje al ilustre huésped, será[n] leídos en las plazas públicas.

Además, Hidalgo propone que el más grande de los tres grandes Ramones de España, sea exhibido en una gran vidriera a instalarse en la Plaza del Congreso, para que ante él desfile toda la ciudad.

"Porque Ramón Gómez de la Serna – nos dice [Hidalgo] – es un espectáculo estupendo. Ramón es un invento del siglo, como el fonógrafo o el aeroplano."

La semana siguiente, Crítica (N° 4563, sábado 20 de junio de 1925,  p. 18) trajo una nota sobre y una breve entrevista con Ramón:

Ramón Gómez de la Serna, el suceso más extraordinario de la literatura española, nos anuncia su próxima visita. Este original escritor se propone dar varias conferencias en Buenos Aires

Ramón Gómez de la Serna, el suceso más extraordinario de la literatura española de todos los tiempos, nos anuncia su próxima visita.

"Allí voy – nos dice en una esquela dirigida al poeta [Francisco Luis] Bernárdez – con mis insinuaciones y no con todos mis muñecos, pues el capitán del barco lo prohibiría. Sólo llevo algunas cosas para acompañar a la palabra y muchas greguerías en los bolsillos disimulados de los prestidigitadores. Después de la primera quincena de julio apareceré con fijeza en Buenos Aires, cuya luz quiero degustar bien."

Los grupos avanzados de nuestro ambiente literario, activan los preparativos para recibir dignamente a este gran embajador intelectual.

Días pasados informamos a nuestros lectores de las originales ideas que germinaron en el complicado meollo de un poeta simplista – nos referimos a Alberto Hidalgo.

Martín Fierro ha resuelto hacer suya la idea del banquete en movimiento.

Bien merece Ramón una entusiasta acogida. Su visita a Buenos Aires, sin duda alguna, hará época, ya que no será difícil que al cabo de ella nos regale en un estupendo libro, con las impresiones recibidas en nuestra ciudad.

 Las próximas conferencias de Ramón

La visita de Gómez de la Serna a Buenos Aires adquiere más importancia, dado el instante histórico que vive la nueva generación argentina.

Ramón dará una conferencia en el Jockey Club, otras en "Amigos del Arte" y, sin duda, prestigiado por la Sociedad Cultural Española, hablará en uno de nuestros principales teatros.

Podemos anticipar a nuestros lectores los temas y argumentos de tres de sus conferencias.

 

Acerca de la radiotelefonía

Sobre este tema hablará Gómez de la Serna. Al levantarse el telón se hallará sentado ante un receptor radiotelefónico, dispuesto a escuchar una imaginaria audición. Hace como que sintoniza y comienza a eyacular greguerías a propósito de ese señor que está cantando a kilómetros de distancia y del otro empeñado en soñolientas divagaciones y la cantante y declamadora y los músicos.

En eso, parece que se superponen las ondas, el hombre enloquece y cae muerto en el aparato.

En la "Disertación ultravioleta", Ramón se presentaría al público en un ascensor colocado en mitad del proscenio. Desde allí, iluminado por grandes focos, dará comienzo a su disertación.

UNA CONTROVERSIA CON EL SEÑOR PERITA

Este señor es un muñeco adquirido en el Rastro, que viste jaquet y usa perita.

El señor de perita simboliza a Calixto Oyuela, a Jorge Max Rhode, a Luis María Jordán y a otros ejemplares de nuestra fauna paleontológica.

Ramón le increpará duramente, lo inculpará de todas las desgracias literarias, del auge de la literatura yrigoyenista, de los editores cosmopónicos y narco­ti­zantes, y de los sonetos de Carlos F. Melo, Fernán Félix de Amador, Marasso Rocca, Félix Visillac y García y Mellid.

La controversia no puede ser más interesante. Preparémosnos [sic!] a escuchar a Ramón.

Los burgueses que, sin duda, asistirán a sus conferencias, abrirán con asombro los párpados pesados de sus ojos boyunos.

Quizá sea necesario que imitando el gesto de la juventud romántica francesa en la noche del estreno de "Hernani", la vanguardia intelectual argentina obli­gue a ponerse de rodillas a todos los burgueses de primera fila.

Los comentarios favorables a la visita de Ramón ocurren, precisamente, en el momento en que comienza la disputa entre los grupos llamados de Florida y Boedo. De estas mismas semanas son las primeras denostaciones públicas entre ambos grupos. Así, pues, no sorprende que Ramón fuese involucrado en la polémica.

Uno de los órganos del grupo de Boedo trae, por ejemplo, el siguiente pasaje (NN: "Los capuchinómanos o la culminación de la imbecilidad": Los Pensadores 112,  julio de 1925, p. 1):

Los de la "literatura de vanguardia" preparan un recibimiento a Gómez de la Serna, que es la más alta cumbre de la imbecilidad humana. En este hombre se compendian todas las calamidades de la época. Es el representante genuino del muchacho onanista, cínico, ruidoso y envanecido de nuestros días.

La misma revista dará, tres cuartos de año más tarde, un momentáneo fin a la disputa con la publicación de un prematuro y anónimo "Aviso fúnebre por la muerte de Martín Fierro" (Los Pensadores 119, marzo de 1926, p. 22). Allí, entre varios "deudos", se menciona a "Ramón Gómez de la Serna, por los lelos españoles" (ver ilustración reproducida en página 24).

Paralelamente al origen de la polémica, y como parte de ella, la revista La Campana de Palo (N° 4, 2-VIII-1925) tercia en la discusión, tomando partido por el grupo de Boedo. También aquí se ataca a Ramón:

Con un criterio pueril, demasiado simplista, el director del periódico Martín Fierro [Evar Méndez], divide a la nueva intelectualidad argentina en dos partes definidas y rotuladas. Una: la que tiene por tribuna al periódico Martín Fierro y la revista Proa; es la de Florida. La otra: la que tiene por tribuna a Los Pensadores; es la de Boedo. Que haya una sección Florida, con una innumerable corte de niños que fabrican metáforas y se postran frente al ídolo Ramón, es innegable.

Existe ese grupo y bien definido, con su estética que responde al con­cepto burgués del "arte por el arte", con su indiferencia hacia el afligente problema social, con su desdén de "aristócratas del pen­sa­miento" (sólo lo son del dinero) hacia la multitud que se apiña en los conventillos de los suburbios.

En los libros de los mejores: Hidalgo, Borges, Girondo... todo lo que puede hallarse son metáforas, estilo. [...] Son revolucionarios de buena fe, pero su revolucionarismo es de forma: fuego de artificio. [...]

Pasemos al otro grupo, al de Boedo. No existe, sencillamente.”

Por cierto, los mencionados hasta ahora no fueron los únicos artículos que se dedicaran a Ramón. Ya desde 1924, coincidiendo con el regreso al país de Borges tras su segundo periplo europeo, abundan los trabajos dedicados a él, en especial en publicaciones conectadas de una u otra manera con Borges.

El ejemplo más sobresaliente es el número especial que el periódico Martín Fierro publicó, en julio de 1925, en homenaje a Ramón. No será comentado aquí, puesto que Nicolás Gropp estudia en un trabajo paralelo (en este mismo número) la relación entre el periódico y Ramón. Interesa mencionar, tan sólo, que el suelto de homenaje a Ramón se imprimió a pesar de haberse conocido a tiempo su cambio de planes. Para Martín Fierro se trataba, en cierto sentido, de una declaración de principios, una toma de partido y una suma de la cuestión. (Por lo demás, el viaje no fue impedido por una gripe, como comunicó Ramón y publicó el periódico en el texto reproducido aquí en página 25: de su correspondencia inédita surge que renunció a la idea de viajar a Buenos Aires porque Ortega, a quien originariamente pesó acompañar, también desistió de trasladarse a la Argentina en ese momento).

Paradójicamente, el "recibimiento" que se preparara a Ramón en 1925, en ocasión de su primera "visita" a Buenos Aires, fue el más espectacular. En 1931, cuando Ramón viaja efectivamente a la ciudad que lo cobijará después por decenios, el campo intelectual que aún estaba en formación en la década del veinte había pasado ya por dos etapas decisivas: su conformación y estabilización primero, y luego su desmontaje ocasionado por las evoluciones políticas que, tras el derrocamiento del presidente Hipólito Yrigoyen y la instauración de la primera dictadura militar en Argentina, culminan en la radicalización de los debates religioso-políticos de la "década infame" –verdadera "Kulturkampf" en la que vencen los elementos ultracatólicos, militaristas, nacionalistas y conservadores. Es decir, cuando Ramón visita Argentina, ésta era ya un país política, cultural y moralmente desahuciado.