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¿Cuándo sucedió eso? ¿Cuántos años tenía yo? ¿15? ¿16?. Mi primita la rubia era el eco femenino de mi juventud de aquellos días.
(...) Yo no me había declarado, ni me declaré nunca a Cristina -algunas insinuaciones sí que hubo-, pero ella practicaba conmigo el ritual del noviazgo para estar experta y ágil cuando llegara de verdad.
Ramón vive su adolescencia en el balcón:
"Balcón, mucho balconeo, locura de miradas.
(...) Lo mismo me daba la mañana helada que la mañana calurosa. Yo estaba allí desde muy temprano clavándome el balcón en todo el cuerpo, avaro de ver pasar a las jóvenes medio dormidas en la mañana tempranera, doblado en ángulo sobre la balaustrada, como yendo a caer sobre ellas en plomada de enamoramiento ciego, instante, como si no hubiese ya más amanecer del mundo ni más desfile de mujeres jóvenes.
En Oviedo conoció a María Jove, su novia asturiana, como cuenta José Manuel Castañón en su libro: Mi padre y Ramón Gómez de la Serna (Casuz editores, Caracas, 1975; y Albert, editor, Madrid 2001).
En las cartas (recogidas en el libro arriba citado) que dirige Ramón a Guillermo Castañón, gran amigo suyo de Oviedo, se encuentran referencias a María Jove:
"¿Ve Vd. a mi niña? ¡Si viera Vd. qué tutelar me es y cómo me duele tener mi Dios Lar! Yo que no acostumbro a tener antojos ya. Figúrese Vd. cómo me retorceré con una imposición irritada por la ausencia." (Carta nº1).
"Me preocupa mucho María Jove. Dígame Vd.alguna vez en algún párrafo perdido lo que Vd. vea. Me sentiré de su brazo después." (Carta nº 2).
"Por no saber cómo se hace un porvenir sin oposiciones me he rezagado en este cuarto de hijo de familia y he dejado de pensar en un hogar, lo que quiere decir que he roto con María Jove. Y no he roto más que por eso. Me asustaba la inminencia de tener que arreglarme mi vida y tener mi sueldo. Y eso que soy el hijo de mi padre. Pero como si no!" (Carta nº 3).
"María Jove me pregunta por Vd. Me dió tristeza que no le viese a Vd. en Oviedo. Ella estaría menos sola -pensé. La pobre está llena de conformidad y en esta primera entrevista después de la ruptura he creado en ella sin volver a comprometerme lo más mínimo, un optimismo raro, una solidez (estando como estaba vacía y exhausta) y un cinismo (compatible raramente con sus ideas religiosas) que me han dejado tranquilo, porque con esas cosas ella soportará mejor su vida con cierta varonilidad y cierto poder." (Carta nº 8).
Cuando su padre le consiguió el empleo de secretario de la Junta de Pensiones en París, buscaba alejarle de Carmen de Burgos, Colombine, (y Ramón, poner tierra por medio de su novia asturiana).